sábado, 3 de marzo de 2007

opinión política

Situación política

Al buscar respuestas y comprender el momento político actual desde una posición clasista, anticapitalista y revolucionaria, es necesario desarrollar en la definición de algunos elementos que caracterizan el actual momento de la lucha de clases en la situación económica, política, social y fundamentalmente humana que vivimos como pueblo, como parte del orden y la iniciativa impuesta por los poderosos, desde una dictadura de 17 años y un Estado democrático neoliberal que va para los 17 años de sostenida consolidación.

Caracterización de la lucha de clases necesaria tanto para entender y conocer el periodo desde elementos que imponen de manifiesto la iniciativa de los dueños de la riqueza y de quienes la administran políticamente; como para comprender, interpretar, posesionarse y tomar decisiones políticas en torno a como se expresa en la realidad el conjunto de esfuerzos e iniciativas que desde el mundo popular y revolucionario se levantan como esfuerzos en la acumulación de fuerzas y avanzar en la construcción de un poder popular en disputa por los espacio a quienes hoy imponen su hegemonía en la escena política, económica, militar y social de nuestra patria.

Esta idea se relaciona directamente con que para transformar hay que conocer, para invertir las tendencias que se manifiestan en la realidad neoliberal, necesitamos saber a nivel global regional y local cuales son las orientaciones que se inscriben en la realidad política; es preciso comprender todas las dimensiones (global regional y local) ya que es la relación entre estas las que nos permiten ejecutar la política correcta y transformar lo local desde una mirada global.

Este documento no pretende abarcar la totalidad de las transformaciones sufridas a nivel ideológico, social, económico y político en Chile, pero creemos necesario rescatar algunos elementos que pueden caracterizar el presente y, por lo tanto, las tareas para quienes pensamos y actuamos en función de transformar radicalmente esta realidad.

Presentaremos algunas tendencias de la situación política nacional desde dimensiones diferenciadas, solo con el objeto de dar a entender mas claramente lo que aquí se desea expresar; es importante entenderlo así, ya que muchas veces tendemos a asimilar la realidad social como una división de esferas independientes, siendo que la realidad es una sola e indivisible, una totalidad donde todo esta relacionado y conforma un cuadro del cual también somos parte aun que no nos guste, con nuestras posiciones y acciones de intervención.

Así entendamos la realidad actual desde la esfera social, económica y por sobre todo fundamentalmente ideológica, para posteriormente concluir en algunas definiciones e ideas que surgen en el momento que se asimilan e interpretan elementos de esta realidad.

Antecedentes estructurales, una revisión general

Podemos afirmar categóricamente, que Chile, dentro del contexto internacional y regional, se instala y se presenta como el Laboratorio del Neoliberalismo, como el modelo del modelo en América es importante en este sentido mencionar o definir algunos ejes que caracterizan histórica y estructuralmente esta experimentación del modelo:

• Política de choc antiinflacionario entre el año 1974-75, 1978-79 y 1982-85.
• Política de privatizaciones de empresas del Estado, que incluye empresas estratégicas y empresas de servicio público (luz, agua, teléfonos, gas).
• Un ascendente proceso de privatización de los Derechos Sociales, es decir el traspaso de los antiguos derechos sociales a la esfera del mercado.
• Consolidación de una subjetividad que no relaciona la pobreza y la situación de precariedad con estos derechos negados de forma más radical por el mercado, del llamado Estado benefactor.

Para la implementación y el desarrollo de todos estos elementos se asumió la génesis y desarrollo de un proceso histórico caracterizado por una política de ofensiva neoliberal, incipiente al golpe de estado de 1973, para posteriormente avanzar en la imposición mediante la fuerza de su programa económico, social y administrativo, por medio del barbarie de un régimen Militar, hegemonizado rápidamente por la corriente neoliberal que influían directamente en el ejercito, con el empresariado, la derecha reaccionaria chilena y el imperialismo Norteamericano.

Esto acompañado de represión a los movimientos sociales y populares, los partidos de la izquierda reformista y revolucionaria, que de una u otra manera eran en gran parte, el sostén social y político del Estado de bienestar y la posibilidad de su superación histórica de la crisis del Estado agotado (vía chilena al socialismo), sin capacidad por esta razón de oponerse (teórica, ni políticamente) al nuevo modelo.

Estas fases se han desarrollado en un lapso de 33 años - 17 de dictadura militar y 16 años de “Democracia Neoliberal”- proceso compartido por militares, presidentes Democratacristianos y los malamente llamados Socialistas.

De esta forma se ha consolidado el modelo neoliberal como forma de organizar la vida social ha si mismo ha sido solidificado en estos últimos 16 años de democracia protegida o neoliberal, esta consolidación no se ha dado en un periodo de negación de los derechos civiles en forma categórica o radical como en la dictadura, sino mas bien bajo un régimen democrático burgués, donde prima la exclusión de las grandes masas y el pueblo en general, con un claro sentido de democracia anti popular y paradójicamente antidemocrática en la participación de las mayorías en las políticas en la construcción del presente y del futuro de la patria.

Podemos definir que lo que ha ocurrido en Chile en estos últimos años es una verdadera contra revolución neoliberal hoy bastante madura con el resto de América latina, en contraste a los neoliberalismos tardíos, como ocurre con los casos de Brasil, Argentina, Ecuador y Perú (en los años noventa). acá se puede reafirmar la caracterización de Chile como modelo del modelo neoliberal.

Es relevante por lo tanto, poder pensar en estos elementos o grandes ejes de estructuración histórica como componentes del presente político, social y económico de nuestro país, básicamente porque estos últimos años de administración del modelo neoliberal, han sido precisamente años de continuismo económico político y sobre todo ideológico y no de ruptura ni cambio del modelo; especialmente se pueden pensar los últimos dos ejes como factores que ponen en impasse o marcan un punto de inflexión en lo que se refiere a la posibilidad de construir fuerza popular y revolucionaria en torno a la necesidad de componer luchas sociales en torno a elementos que por esta intención de anulación de los derechos sociales en el plano de las aspiraciones y el sentido común de grandes mayorías del pueblo.

Esta anulación subjetiva de la noción de los derechos sociales, la impunidad con la que operan las instituciones del Estado de todos los chilenos, desplazando los problemas sociales a las esferas de la mercantilización del bienestar y generando una distribución del ingreso cada vez mas desigual, esto habla de una desigualdad que de una u otra forma se acepta con conformidad o naturalización del estado de las cosas, donde el neoliberalismo se presenta como verdad única e invariable. Un régimen dictatorial es capaz de imponer un modo de gobernar sin tener el consentimiento generalizado del pueblo, pero un régimen democrático burgués necesita de la hegemonización política y social de dicho espacio, donde poder administrar e imponer el continuismo de la política económica y social impuesta por la dictadura militar en Chile.

Es en esta lectura de la realidad, surge la pregunta respecto de si existen condiciones objetivas y subjetivas para hacer o generar nuevas condiciones para construir una política revolucionaria y anticapitalista; y si estas condiciones son nuevas, cuales serian los mecanismos y las formas de intervención política que permitirían a los revolucionarios ganar espacios, en construir poder popular, invertir radicalmente las situaciones y avanzar en la construcción de una alternativa concreta al modelo ya impuesto en nuestro país.

Construcción de conciencias

Primeramente debemos comprender el tipo de seres humanos construye el capitalismo y su modelo en Chile neoliberal, el tipo y formas de relaciones sociales y económicas que interactúan, como sujetos o objetos de la sociedad, presentado como única alternativa.

Se habla de la notoriedad del crecimiento económico expresado en grandes cifras macroeconómicas, pero deberíamos preguntarnos cual es el costo social que esto genera en términos del tipo de ciudadano que se construye.

Podemos visualizar que un eje fundamental en la constitución de los sujetos en la actualidad esta dado por su práctica en lo que denominamos el consumo que el mercado ofrece, este es un elemento constructivo en la configuración de la conciencia social, o una conciencia social de nuevo tipo, donde se inserta a cada sujeto y a su vez es una manera de integración por medio del consumo de bienes, como forma de solución a problemas de orden inmediato en la integración a la sociedad, es decir, al mercado.

El capitalismo y sus formas de adaptabilidad, ante la problemáticas de integración social, así es posible endeudarse por comida en los supermercados, con tarjetas de crédito de los mismos; y sin lugar a dudas esto puede mantener un nivel de estabilidad, inmediata como anteriormente se menciona, pero cabe plantearse que tipo de conciencia que tipo de sujetos se construye y hasta que punto dicha base subjetiva es capaz de sustentar el comportamiento del consumo social en el Chile actual, entendiendo la integración a la sociedad como sinónimo de integrarse al mercado.

Se podría decir, a primera vista estos elementos parecen ser alternativas inmediatas a la sobre vivencia en este mundo, parecen ser las herramientas mas a la mano para encontrar la tan anhelada satisfacción personal; y resulta evidente que los criterios de eficiencia son definitivamente efectivos en lo inmediato, son capaces de resolver los problemas de sectores de la población, desde un crédito de consumo, unas horas extras y un sostenido nivel de competitividad resultarían ser elementos que permiten sortear con una relativa facilidad el diario vivir para un número importante del pueblo.

Por otra parte, más allá de lo inmediato, más allá de lo efectivo de una política de integración al mercado o la oferta y demanda de bienes del mercado, debemos pensar en los modos producción, en los modos de vida que sostiene esta manera de funcionar en la sociedad y cual es la subjetividad que se construye en torno a esta forma.

Desarrollemos el endeudamiento, que se crea como una herramienta inmovilizadora que es capaz de consumir a grandes sectores de la población, dando una aparente capacidad de gasto y consumo en dispositivos de de captura para el largo plazo, ya que el consumo, como mencionamos, resuelve en lo inmediato pero encadena el futuro.

Por otra parte las condiciones laborales, la expropiación de la fuerza de trabajo, en las horas extras para los poderosos y no para la familia y el país como un mecanismo de insatisfacción humana, que es capaz de sostenerse subjetivamente, que es capaz de mantener una maquinaria productiva no menor, con un ejercito de asalariados enorme entre la formalidad, la informalidad, provocando una precariedad laboral agudizada por la mal llamada flexibilidad laboral.

Así podemos categorizar una organicidad social y subjetividad de nuevo tipo que es capaz de hipotecar la estabilidad de la familia en torno a las largas jornadas laborales, hipotecar la sobre vivencia de los vínculos comunitarios que se generan al interior de los espacios laborales, en pos de una productividad y mantenimiento de una tasa de ganancia para los señores del poder, sin ninguna expresión de descontento social, y específicamente en el segmento asalariado (privilegiados por su formalidad laboral. en comparación con el número cada vez mayor de informales), que vive cotidiana y materialmente dichas condiciones de relaciones sociales y laborales.

Otro factor relevante a revisar al hablar del tipo de ser humano que se construye por el neoliberalismo, son las políticas de seguridad ciudadana, planteadas para generar un control preventivo sobre la delincuencia, pero sobre todo para generan como efecto social generalizado, una creciente sensación de inseguridad frente a cualquier figura de anomalía, manifestada principalmente en la juventud popular, los jóvenes de nuestra clase. Estas políticas promueven la construcción de una doctrina de ciudadanía policíaca con una clara tendencia a la distinción y la diferenciación de clase, del contexto de pobreza y desventaja en que ellos mismos viven.

De esta forma hablamos de políticas dirigidas a rotular y etiquetar al sector marginal y popular, a definir y a plantear una estructura social de guerra y así una descomposición comunitaria en medio de la condición existencial de la pobreza y miseria, este sistema ha sido incluso capaz de generar un sentido social al interior del mundo popular que lleva a que los pobres se sientan inseguros en sus territorios, a siendo suyo el discurso oficial que se cristaliza en los vecinos de la población y amedrentados por una inseguridad que no es tal en cuanto realidad objetiva y es mas en cuanto dato estadístico que construye realidad por medio de los medios de comunicación , basado en sensaciones, donde se instala el discurso de los buenos y malos pobres, es decir, quien esta más inserto dentro del discurso sistema y quienes menos, a su vez haciendo creer a los pobres, que por la acumulación de meritos para el ordenamiento social vigente o la fidelidad al consumo se consigue asenso social, siendo este elemento tremendamente cruel, ya que Chile es uno de los países que en conjunto con la mala distribución de la riqueza, presenta uno de los índices mas bajos en la movilidad social.

Basado en lo anterior es importante mencionar, que una de las grandes debilidades que presenta la izquierda tradicional, no solo en nuestro país- es haber desarrollado una experiencia de construcción ligada sólo a categorizaciones objetivas de las condiciones de existencia del pueblo y sectores mas amplios de la sociedad; descuidando de esta forma las manifestaciones de la conciencia social, política y revolucionaria.

De todas formas evidenciamos y se fortalece que existe este acercamiento entre las políticas y las iniciativas del bloque de poder (económico) y el bloque en el poder (administradores), siendo cada vez mas escasas las diferenciaciones, estructurando un espacio de disidencia que tiene que ver con elementos de orden cultural ideológico mas que elementos de fondo relacionados con el modelo y la administración en lo orgánico como en las política de este.

Todos estos elementos nos entregan una visión general, respecto del comportamiento de la sociedad chilena en su dimensión subjetiva, en dialéctica relación con las condiciones objetiva como paralelamente a entregarnos cuestionamientos y posibilidades de recomposición del pensamiento y la acción revolucionaria.


Legitimidad del Modelo

Los pilares fundamentales con que se sustenta el modelo neoliberal dentro de la lógica de dominación, legitimidad y hegemónica se basa en sustento principalmente ideológico, a partir de la construcción y promoción de valores como, la competitividad, el individualismo, el consumo desenfrenado dentro de un sistema que define lo bueno y lo malo, lo feliz y lo infeliz, lo bello y lo feo, en fin, nos marca las sendas del desarrollo humano bajo sus propias lógicas, que se presenta como verdad única e incuestionable.

Como segundo eje el tipo de relación que establece el Estado en su conjunto con el pueblo, el tipo de vínculos que promueve este por medio de sus políticas publicas y no será difícil evidenciar que mas allá de los beneficios sociales y las desventajas que estas políticas generan sobre sectores de la población, estructuran nuevamente una competitividad de la humanidad individualizada.

Así vemos que el último decreto de ley en torno al problema de la vivienda, afirma que se debe promover la realización de entidades organizadoras, que desde el estado y con una ligazón directa a la esfera privada organice a la gente para una supuesta solución del problema o de un área del problema de la vivienda social en Chile, desplazando a los tradicionales e históricos comités de allegados y comités de deudores habitacionales de la esfera de la organización social de los sectores populares, instalando no solo la ideología dominante sino la organicidad que desean los poderosos para los pobres.

Otro elemento a rescatar es el papel que a cumplido el Estado, sus instituciones en el conflicto de las comunidades mapuches desconociendo el tipo de organización histórica que han tenido y manteniendo la falsedad del Estado único chileno, tratando de imponer la existencia en un conflicto de privados, donde el Estado son solo actúa de buena fe como mediador, pero al menor atisbo de nación, de autonomía, y de rebeldía surge inmediatamente su incondicionalidad a las trasnacionales y sectores criollos dueños de la riqueza utilizando toda su fuerza legal (no justa), represiva e instuticional.

Como otro ejemplo dice relación con el carácter coyuntural del Estado Chileno, es bastante fácil dar cuenta que en el ultimo tiempo y en las coyunturas políticas mas recientes (no solamente electorales) el estado ha demostrado una capacidad real para dar respuestas a varios problemas sociales, haciendo con esto mas pequeña el área de desenvolvimiento el desarrollo de una política revolucionaria, en el caso que se siga trabajando con matrices anquilosadas y tradicionalmente asociadas a otra forma de organización y etapa del capitalismo.

El caso de las luchas de los pueblos originales, los estudiantiles y el caso de los deudores habitacionales son expresiones concretas de lo que aquí se esta manifestando, siendo estas lecturas necesarias, para estructurar una mirada que nos hable que el tema de la solución del problema de dar mas crédito, en el caso de las luchas estudiantiles, puede generar un ejercito de deudores universitarios al largo plazo, solo por mencionar una posible tendencia del conflicto social en el caso de la decisión de proyectar la mirada en el tiempo, o la represión directa en los mapuche


Legitimidad y Sistema Político.

La izquierda tradicional suele realizar análisis excesivamente subjetivos, basados en la potencialidad que aún no se manifiesta, sobre la situación política nacional, sobre el acontecer del presente, quizás porque la derrota nos instala un tremendo miedo a asumir la desventaja en la que nos situamos.

Es evidente que el nivel de aprobación popular con el que finaliza el gobierno del presidente Ricardo Lagos, la alta votación de la candidata mujer Michel Bachelet y la alta votación (municipales y presidenciales) obtenida por la derecha, habla de que el modelo esta legitimado, que esta con bases sólidas en la ciudadanía, que su sustento o apoyo ciudadano es real, no podemos hacernos los tontos frente a esto.

Si Sumáramos la votación de la derecha, encontramos un nivel de aprobación electoral para la derecha en primera vuelta representado en el 48,63%. por su parte el bloque de la concertación, encabezada por Michel Bachelet, logra un 45, 95 %, en la misma campaña presidencial, El candidato de la izquierda electoral, Tomas Hirsh, obtuvo un 5,4% de la votación, es decir, la totalidad de los votos que representan la administración neoliberal en el poder significan una sumatoria de 94,68%.

Todos estos elementos nos hablan de una legitimidad del modelo por medio de las elecciones, pero los votos no expresan ni resuelven los problemas del pueblo ni representan la participación de éste, sólo formaliza una legalidad “democratica”.

Esto nos plantea un gran desafió que dice relación con ir entendiendo a las elecciones como procesos en donde el pueblo se expresa, donde sectores de la sociedad manifiestan parte de su realidad y su nivel de conciencia, parte de su apoyo al bloque en el poder y la administración del neoliberalismo; pero principalmente evidencia la inexistencia de una alternativa real, viable de poder popular, una alternativa que sea capaz de hacerse cargo de los problemas reales del pueblo, que se manifieste de manera nítida en todos los espacios del pueblo y no se plantee de forma súper estructural y ajena a las realidades del mundo popular.

Es por esto que podemos afirmar categóricamente que la relación existente entre la votación y la legitimidad del modelo y su forma de administración política no es directamente proporcional, es necesario plantear una justa variabilidad en esto, una capacidad de entendimiento que se relacione con lo complejos de la realidad del pueblo, un voto de derecha es un voto de descontento al gobierno de turno, no necesariamente es un voto a favor del neoliberalismo, este voto, esta tendencia , debería avanzar a ser revertida por una iniciativa política surgida desde los sectores de las grande mayorías populares.

Pero no solamente los votos nos hablan de esta legitimidad, también podemos advertir que esta se expresa en fenómenos sociales como:

• El comportamiento electoral (caso que ya veíamos)
• Fiestas ciudadanas organizadas por la concertación.
• Las fiestas políticas de cambio de mando, específicamente la ultima que recibió Michel Bachelet como presidenta de chile.
• La debilidad ideológica del voto contra el modelo manifestado ampliamente por el PODEMOS, es evidente que dicha debilidad se sumo a la alternativa del mal menor y no a la alternativa del voto Nulo.

Acumulación de fuerzas para la construcción del poder popular

La caracterización nacional presentada, nos sitúa en una posición de desventaja, pero a su vez, nos plantea una inmensa labor y nos demanda poseer una fuerte convicción por la necesidad de cambiar radicalmente esta realidad; de transformarla y paralelamente ir avanzando en la construcción de una sociedad socialista y el tipo de sujetos a construir con una alta condición de ética y valores socialistas que debemos construir desde hoy hasta el porvenir.

de esta misma forma no podemos definir nuestra acción en contextos aislados y voluntariosos según nuestros deseos, debemos tratar de pensar nuestra práctica en relación al conjunto de la sociedad, a la totalidad de los que hoy vivimos bajo la iniciativa política, económica, social y cultural de los dueños del poder.

Es precisamente por esto y tratando de ser coherente con algunos elementos planteados anteriormente, relacionados con lo objetivo y lo subjetivo, que hoy se debe avanzar en impulsar procesos de luchas sociales y populares, capaces de articular la dimensión objetiva de la desventaja social de los sectores marginales y populares, esto unido paralelamente e ir entregando o mas bien construyendo una nueva subjetividad al calor de estos elementos, una subjetividad relacionada con la identidad de clase, con el entendimiento de la articulación de sectores políticos y sociales en los procesos de lucha, que tenga que ver con la noción y la confianza en las propias fuerzas del pueblo, que por lo general siempre han demostrado poseer grandes dosis de subjetividad; expresada en audacia, innovación, creatividad lealtad, etc.

Hace años, las tendencias impuestas señores del poder que aquí se han mencionado y caracterizado de forma débil, han ido encontrando respuestas sociales por parte de actores protagonistas de su presente en el contexto del mundo político popular, muchos y de diversas maneras, con aciertos y desaciertos han tratado de avanzar en la construcción de respuestas sociales y políticas al actual modelo, es importante tener presente que la iniciativa de los poderosos hoy no carece de respuesta, son múltiples las luchas colectivas que tienden a reaccionar y construir la formas de organización y expresión que hoy surgen en la independencia de los postergados, luchas aisladas y con objetivos limitados característicos de los movimientos sociales y el expontaneismo que se ve reflejada en las luchas cotidianas sin prever las medidas de la reacción tanto políticas, económica como represivas, sin aspiración real de poder, pero independiente de esto estos hermanos en la trincheras hoy comprenden la necesidad de pasar a una etapa superior de organización del pueblo en pos de la construcción del poder popular.

Es así como es importante rescatar y nombrar algunas expresiones político-organizativas de sectores populares y marginados de nuestra sociedad:

La Lucha del Pueblo – Nación Mapuche.

Las luchas de los estudiantes universitarios.

Las luchas de los deudores habitacionales del Serviu.

La lucha de los “Sin techo” o Allegados Habitacionales.

Las Luchas por la libertad de los Presos políticos y las que ellos emprendieron al interior de las cárceles de esta democracia neoliberal.

Protestas y Movilizaciones populares de carácter anti Imperialistas (Marchas y protestas Anti- APEC)

Movilizaciones masivas de los estudiantes secundarios en distintos sectores del país.

La generación de preuniversitarios populares y organizaciones, culturales a nivel territorial-poblacional en diversos sectores de Chile.

Movilizaciones del Movimiento indígena – Ecologista en contra de la construcción de la central Hidroelectrica Ralco.

La Lucha de los pescadores artesanales.

La Lucha de los pensionados. etc.

En Chile hoy ya no se encuentra ante grandes conglomerados sociales en áreas productivas, tampoco nos encontramos a polos de desarrollo que contengan a sujetos con una identidad colectiva fuerte; y es en este sentido donde cobra vigencia lo territorial, como espacio para la construcción social de una alternativa al actual modelo, el territorio como un lugar donde se expresan las múltiples contradicciones del modelo, la pobreza en todos sus planos, la drogadicción impuesta por la mano negra de los poderosos, el hacinamiento, la delincuencia entre pobres, la violencia intrafamiliar, la carencia de acceso a bienes de uso publico y un sin fin de elementos que hoy caracterizan la realidad de los territorios.

Conclusiones y tareas

Si bien este escenario nos debe situar en una perspectiva futura, donde no nos debe llamar al descanso y el relajo, debemos intentar mirar con una altura que nos permita ver los errores, buscar caminos de superación y alternativas para invitar a los mas y ser mas unidos entre los que hoy estamos mas o menos convencidos que esta realidad debe ser distinta y similar a nuestros sueños.

Los hechos y fenómenos mencionados anteriormente dan cuenta de una lenta y sostenida acumulación de fuerzas social y política por parte de la amplia oposición antineoliberal, (periodos demasiado lentos) no podemos dejar de mencionar que hoy son grandes los desafíos que se plantean, algunas de estos son:

1. Situar nuestras expectativas en relación a nuestras capacidades reales de construcción, entender que lo que podemos y no podemos hacer esta determinado por nuestra fuerza propia y el contexto en el que nos ubicamos. De lo contrario podemos caer en la frustración de no cumplir con las tareas y los objetivos que nos planteamos ambiciosamente. Las luchas del pueblo crecen y se fortalecen con victorias, no con derrotas.

2. Superar el nivel de dispersión existente en esta oposición, superar la fragmentación y la falta de confianzas políticas existentes. Planteando expectativas reales en torno a los objetivos que presupone la unidad popular y la articulación hoy en día.

Articularse para actividades especificas, para coordinar acciones, trabajos colectivos, etc. no es mejor ni peor que coordinarse para construir un programa de lucha y una orgánica para el largo plazo; el sentido siempre lo impone nuestra realidad y nuestras capacidades, siendo este un gran objetivo pendiente.

3. Crecer en la capacidad de construir solidaridad real en las luchas y los procesos de construcción de alternativas al modelo, debemos ser capaces de abrir nuestras parcelitas y esfuerzos para fortalecer experiencias que bajo una lectura objetiva y materialista de la realidad, resultan ser beneficiosas para el conjunto del campo popular. No olvidemos que si a nuestros compañeros les va bien, nos va bien a todos.

4. Avanzar en construir una política que sea de lucha rebeldía e intransigencia con nuestros enemigos de clase, pero que promueva consensos al interior de la trinchera (de los que luchan)

5. Avanzar en la socialización de experiencias de construcción popular, es imposible avanzar en la articulación si no somos capaces de abrir nuestras experiencias a nuestros hermanos y hermanas de lucha; no podemos cuestionar nuestras verdades, si no somos capaces de abrir las nuestras y sobre todo abrirnos a conocer las de los otros.

6. Instalar en nuestras lógicas la necesidad de irradiar hacia el resto de la gente una profunda sensación de amor y dignidad por lo que hacemos, una manera de avanzar en el convencimiento de amplios sectores, es mostrándonos como decimos que somos, solidarios, afectuosos y por sobre todo, consecuentes en nuestra vida cotidiana, consecuentes en las mínimas expresiones, consecuentes en nuestros espacios de discusión, creación, construcción, territorio y organización política.

7. Crecer social y políticamente con la convicción de que el pueblo avanza con su independencia de clase, de que mas allá de su adhesión –orgánica o no- a una organización política u otra, lo relevante es que sean estos sectores del pueblo los que se sientan protagonistas de su presente, constructores de sus estrategias y de su poder, de su ejercicio del poder popular.

Los militantes de las organizaciones revolucionarias y progresistas del presente deben asimilar este elemento; es una amenaza a largo plazo no pensar en esa dirección. Esto tiene que ver con la necesidad de ir facilitando, orientando y aportando en el proceso de construcción del poder del pueblo, sin ser nosotros los que capitalicemos eso para ideas exógenas a la inmensa complejidad del campo popular, sino que sea la misma estrategia de poder de los pobres y sectores amplios de la población, la que valla construyendo su visión, su programa (Máximo-Mínimo), su herramienta, sus formas de lucha, etc.

8. Avanzar en la generación de una política de construcción que este dirigida a los no convencidos, a los sectores sociales que por motivos hoy no se encuentran, en procesos de lucha y construcción, eso implica ponerse en el lugar de los otros, de ser humildes frente a nuestras verdades y aceptar la diversidad de realidades y verdades existentes al interior del campo popular.

9. También se hace presente aquí la necesidad de plantear como tarea la generación de procesos de evaluación y planificación de los procesos de construcción político-social a nivel local; procesos de planificación y balance que sean cada vez mas similares en lo metodológico, para ir construyendo balances locales que permitan ir asimilando la realidad concreta de cada sector y territorio.

Estos Balances pueden tender a evaluar elementos como:

  • Visualización de ejes sociales de aglutinamiento a nivel territorial.
  • Capacidad real de influencia política -más allá de la adhesión orgánica de sujetos específicos en los sectores o territorios.
  • Capacidad de entregar conducción política.
  • Capacidad para especificar los lineamientos globales de las organizaciones o núcleos políticos en el plano local-territorial, etc.

10. Ser capaces de ir construyendo una estrategia de poder en el plano cotidiano, es desde ahí, por medio de la inserción sectorial y territorial, de donde surgirán los elementos de una estrategia, una táctica; desde la relación inmediata con la realidad social, no desde una relación mediada por interpretaciones y datos que por mas bien intencionados, no representan la totalidad y la complejidad que contiene la realidad del campo popular y sectores amplios que hoy vivimos bajo la iniciativa política, económica y cultural de los dueños de la riqueza.

Esta idea sostiene aún más en las condiciones actuales, donde, a diferencia de antes, no existen sujetos colectivos capaces de interpretar y realizar proyecciones a partir de abstracciones y elaboraciones macro de la sociedad. Esa fuerza teórica e intelectual de los revolucionarios hoy no existe en forma concreta.

9. Hoy es necesario pensar con un sentido real y no como consigna etérea o del mañana que no llega solo, el tema de la unidad popular, de los revolucionarios, eso se debe expresar en la actitud humilde de las organizaciones políticas y sus dirigentes, debemos ser capaces de pensar que este proceso es mayor que cualquiera de nuestras organizaciones, mayor y superior cualitativa y cuantitativamente. Debemos tener convicción en la convergencia, no solamente en la posibilidad de dirigir estos procesos mayores de reagrupamiento de los revolucionarios.

Frente a esto: ¿Como construir alternativas para los mas?, ¿cómo proponer alternativas, cuando el modelo efectivamente entrega respuestas, cuando el modelo y la clase política, entregan beneficios en periodos electorales por unos votos mas y unos votos menos?

Este sin lugar a dudas es uno de los grandes desafíos que nos impone el actual periodo, un desafió que debería tener un correlato directo con la construcción de una sensibilidad y un sin fin de habilidades al interior de esta franja de militantes políticos, que apunte hacia las mayorías, hacia la vivencia cotidiana de los desposeídos y no la auto referencialidad político - ideológica de nuestros pequeños espacios de construcción, la auto - referencialidad de nuestras limitadas, locales, parciales experiencias.

Esto debería orientarnos a pensar líneas de acción política que se dirijan a sectores sociales mas amplios que los que puede englobar un concepto clásico y limitado de pobreza, lo importante es ser capaces de articular estas denuncias y propuestas políticas con la característica de clase que atraviesa a la totalidad de dichas problemáticas; nadie puede negar que el endeudamiento posee una dimensión de clase como factor explicativo; la estigmatización de la mundo popular de la misma manera. Nada nos puede llevar a dejar de lado, elementos que esta sociedad produce de forma adversa para las grandes mayorías; la lucha contra el neoliberalismo es una lucha por el ser humano, la construcción de la unidad popular, es la construcción de un mañana socialista, un vida justa, solidaria para todos.

POR LA UNIDAD POPULAR Y EL SOCIALISMO: LA PATRIA VENCERA

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